miércoles, 22 de enero de 2014


ME EQUIVOQUE DE PROFESION

Por: Romamy Miranda Gutiérrez
 
 
Por la calle del "después" se llega a la plaza de "nunca".
Luis Coloma
 
 
 
 

 
Meditando


 
¿DE QUÉ O POR QUÉ? Sale un mensaje en  la  televisión  al parecer patrocinado por la Cámara de Diputados. En él, se ven diversos tipos de ciudadanos dándoles gracias por diferentes obras, gestiones y trabajos realizadas por ellos en beneficio del pueblo.
 

Seguramente mi  IQ es muy bajo porque no alcanzo a comprender  ¿Por qué agradecer?
 

Lo que deberían hacer los diputados son  nuevos promocionales donde ellos vayan a las comunidades rurales y a las zonas urbanas marginales a pedirles perdón a los explotados, a los humillados y ofendidos: primero por los insultantes sueldos que obtienen y enseguida por su incapacidad para resolver los problemas nacionales.
 

Se supone que todo lo que hacen es su obligación y a lo que se comprometieron cuando pidieron sus votos y juraron sus cargos, velar por el bienestar del pueblo. Me parece una demostración de la típica actitud cínica del estamento político de nuestro país. Se comportan como caciques de película de la Época de Oro del cine mexicano.
 

¡Le damos gracias a los verdugos por flagelarnos, azotarnos, martirizarnos y hasta por decapitarnos!


Faltará  que les prendamos veladoras, les bailemos danzas de agradecimiento y les llevemos ex-votos, como a los santos milagrosos. Y en el Senado no les da vergüenza decir que están celebrando sesenta años del voto de la mujer y que apenas hasta ahora se dieron cuenta que hacían falta leyes para subsanar su situación.


Se tardaron todo este tiempo en que les cayera el veinte y mientras tanto, las mujeres se la pasaron como ciudadanas de segunda clase. Con  salarios inferiores a los hombres, teniendo la misma preparación, maltratadas por las mismas autoridades, (aún las femeninas), que deberían de protegerlas a ellas y a sus hijos, fueran estas laborales, policiales, civiles o penales.
 

Por décadas, ser diputado o  senador es un premio de consolación, una dádiva, el inicio de una ampulosa carrera política, prueba de amistad con el Poder Ejecutivo, señal de influyentísimo, impedimento para ser detenido por cualquiera de sus excesos o pillerías, como el caso de la LadydelSenadopor Quintana Roo,  no escribo su nombre porque me pueden meter a la cárcel como lo hizo con la empleado de aerobús.
 

Insisto. Ellos, diputados y senadores deben  de dar  las gracias a los mexicanos  por los suéldalos que reciben, por las canonjías que disfrutan sin merecerlas.
 

 Ahora resulta que la  ONU premió a la Suprema Corte mexicana por sus gestiones en la defensa de los derechos humanos…….¡¡¡¡What!!!!
 

 ¿Les habrá llegado a esos venerables dadores de premios la información de la conducta delictiva contra su esposa o pareja e hijos de ambos, de uno de los distinguidos miembros de ese altísimo tribunal?
 

Estoy segura que ésta señora no le dará gracias a los diputados, ni celebrará los sesenta años que conmemoran los senadores, pues aunque puede votar, de nada le valió, la  dejaron sola e indefensa ante éste gandul. Entonces, me pregunto, ¿Gracias de qué o por qué?.....



Lo que si es que me equivoqué de profesión,  debí ser diputada, senadora, asambleísta y luego cuando termine mi cargo,  a comenzar de nuevo: diputado, senador… Al fin el requisito es tener la primaria o quizás más allá la secundaria…. ¡Upsss!

 

 

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