MALA
CONSEJERA ES LA SORDERA O LA CEGUERA SELECTIVA EN LA POLÍTICA
Por:
Romamy Miranda Gutiérrez
“La libertad de expresión es
decir lo que la gente no quiere oír”.
George Orwell
UN
VERDADERO asalto
en despoblado que se justifica con la temporada de elecciones. Dinero
suplementario para los participantes, que se las ingenian para obtener más de
lo que honesta y legalmente les corresponde.
Las
maquinarias partidistas apuestan a sepultar su descrédito con toneladas de
propaganda que paga el erario público. Paradójicamente, ahí confinan los
mensajes de lo que está mal, aunque nadie crea.
Y hay
mucho más: miles y miles de horas de radio y televisión gratis, con millones de
spots publicitarios que para las empresas significan un costo altísimo. Hay,
sin duda, ideología y principios detrás de algunas luchas políticas, pero en
muchas otras, simplemente, lo que se disputa es el poder y el dinero.
Hay
otros temas que no dejan de llamar la atención a la hora de analizar las
elecciones. Para cualquier trabajo se requieren requisitos mínimos de
escolaridad, experiencia, en algunos casos edad. Entre más grande sea la
responsabilidad, se exige una preparación mayor y un perfil más completo. Sin
embargo, nuestros próceres y héroes nacionales que elaboraron la Constitución
seguramente pensaron que ser gobernante o legislador no requería ningún
esfuerzo ni era lo suficientemente importante porque sólo se pide edad y
ciudadanía.
Recuerdo
que, la Confederación Nacional de
Municipios de México (CONAMM) el año pasado,
señaló que 20% de los dos mil 400 presidentes municipales que hay en el
país no tenía la capacidad para ejercer el cargo, o porque no tiene una carrera
profesional terminada o porque ni siquiera sabía leer ni escribir. Esta cifra
sería de por sí, suficiente para explicar por qué algunos municipios están como
están.
Y para
constatar lo que digo hay que darse una vuelta por los ayuntamientos de
Quintana Roo.
Y
cuando se critica la falta de
preparación de algunos candidatos e incluso de las propias autoridades del
estado, siempre se justifica que se
pueden rodear de un equipo capaz que los ayuda a gobernar…. ¡What!
Lo peor
es cuando pierden la vergüenza. Decían los clásicos que a los inteligentes el
poder los marea, pero a los pendejos el poder los vuelve locos.
Es
lamentable que México este en un punto de cinismo… Nunca pasa nada con
funcionarios corruptos, es hora de que gente que sí quiere cambiar al país se
integre en las cámaras
Al día
de hoy y con perdón de quienes son mis amigos en el ámbito de la política, no
he conocido a ninguno que su entrada al servicio público estuviere motivada por
el servicio a la ciudadanía o al país.
La casi totalidad de nuestros políticos,
y pongo el casi como una atención con quien me pueda equivocar, entran a la
política primero para cambiar su jodida realidad, porque quieren ir a
restaurantes caros, porque quieren tener casa, camioneta, viajar, tener dinero
y darse una vida que su talento no les puede dar. Sólo tienen talento para el
mitote, la organización de grupos prometiéndoles cosas que saben no cumplirá y
ser unos auténticos lambiscones con quienes deciden las candidaturas.
Mala
consejera es la sordera o la ceguera selectiva en la política. El último
trimestre del año pasado en México y sobre todo en Quintana Roo, comprobamos de manera brutal que acallar un
problema, impedir que éste salga en la prensa, lejos de contribuir a la
solución, acelera el proceso de descomposición….¡Upsss!
GUILLOTINA. ¿Cómo será recordada la
administración de Roberto Borge Angulo? ¿Será recordado Borge Angulo como el
gobernador que logro reducir de la pobreza extrema y el crecimiento de la clase
media, pacificando aquellos municipios
del estado infestados por el
crimen organizado y cambiando la forma de hacer política en Quintana Roo?
¿O
pasará a la historia como un mandatario
incapaz de controlar a los políticos jurásicos de su partido, que creó
muchísimas expectativas, pero que fue incapaz de cambiar el rumbo político y
económico del estado, dejando como legado una entidad aún más violento, más desigual y más
pobre?..... ¡Zas!