jueves, 20 de junio de 2013

¿QUÉ VA A HACER LA IZQUIERDA CONSIGO MISMA?

Por: Romamy Miranda Gutiérrez
 

En política muchos dicen perseguir la libertad, aunque después pasan de largo.

Joan Montané. 

 
SI LA DEMOCRACIA de un partido se  midiera por la confrontación y discrepancia de ideas, el Partido Revolución Democrática  (PRD) sería el más democrático de todos.
 
Lejos están los días en que  los  perredistas podían presumir  sus principios éticos y criticaban la corrupción de otros partidos. Ahora, ante la opinión pública, exhiben sus conflictos y se pelean por dinero, de soborno, dadivas, extorsión, etc.
 
 A fines de la década de los años ochenta, comenzó a gestarse en el PRI, una corriente llamada “democrática”, en vista de que el partido  no daba señales de serlo.
 
El que encabezó esa corriente fue el  Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, seguido de otros que escapan a mi memoria, su objetivo era instituir un partido realmente democrático y con inclinación hacia la izquierda, en donde se escuchara la voz de los ciudadanos.
 
Al menos esa fue la intención de la creación del nuevo partido, al que se adhirieron muchos descontentos del PRI, unos con ideales y otros, resentidos porque no pudieron conseguir “hueso” en su militancia en el partido del que se separaron.
 
La organización comenzó a crecer y ya para las elecciones de 1988 se constituyeron como una tercera fuerza política. Quedó la sospecha de que en esa elección les robaron el triunfo en una “caída” del sistema orquestada por el entonces secretario de gobernación Manuel Bartlett, sospecha que quedó confirmada con las declaraciones, años después, del entonces presidente Miguel de la Madrid. (Si, ese mismo Bartlett que llamó a votar por López y al que se le dio la más cordial bienvenida al PRD), en una más de sus incongruencias.
 
El líder moral del partido,  Cárdenas Solórzano , contendió dos veces más por la presidencia, sin lograr salir electo, pero las huestes del nuevo instituto político se fueron nutriendo, con gente, muchos de ellos buscando un ideal de cambio del estado de cosas del país, y una gran mayoría con los desechos del PRI, es decir la gente menos recomendable; otros grupos también se agruparon con el PRD, aquellos que pretenden cambios por medio de la violencia y el desmán; agrupaciones que quieren que el gobierno les resuelva los problemas, agitadores profesionales, paracaidistas y muchos que viven al margen de la Ley.
 
Y de esa forma el PRD, que inició con un ideal, con un grupo de personas serias y con cierta preparación política, se convirtieron en una minoría, valga decirlo así, muy minoritaria.
 
Actualmente esa minoría de gente pensante en el Sol Azteca, está totalmente opacada,  Cárdenas, semi retirado, debe observar con tristeza cómo ese ideal que él abanderó, se ha convertido en una caricatura de la izquierda seria que él imaginó, que podría ser el contrapeso para la solución de los problemas de México.
 
Este partido está copado por fanáticos y gente con muy pocos escrúpulos, con una avidez de poder que no duda en recurrir a las más bajas argucias para conseguir lo que quieren.
 
¿Qué va a hacer el PRD  con tanta suciedad?  ¿Qué va a hacer la izquierda consigo misma? ¿Cómo ser oposición constructiva sin ser oposición doblegada?  ¿Cómo exigir la refundación tajante del régimen y al mismo tiempo formar parte de él? ¿Cómo trascender lo padecido para recuperar lo perdido? ¿Cómo ser de izquierda en México? ¿Con qué liderazgo? ¿Con qué plataforma?
 
Porque hasta que no responda a esas interrogantes y de buena manera, la izquierda mexicana seguirá extraviada. Esquizofrénica. Dividida. Disminuida. Peleada entre sí y por ello incapaz de influenciar al régimen o mejorarlo. Condenada a perder plazas y sin saber cómo recuperarlas.
 
Lo advirtió  en su momento  Cuauhtémoc Cárdenas,  el PRD no ha superado su condición de partido de confrontaciones internas, ni tampoco ha trabajado en su organización o fortalecimiento territorial. Si  el sol azteca no da un giro a esta situación “está destinado al achicamiento y a los fracasos”.
 
“El partido de tribus y cuotas, de sectarismos y oportunismos, de clientelas y no de militancias libres y conscientes, está destinado al achicamiento y a los fracasos”, sentenció.
 
Estimado lector en la corrupción que impera en el municipio de Benito Juárez (Cancún),  la lógica es la misma que en el caso Ahumada: el culpable es el que da el dinero y por desgracia no el que lo recibe. Ellos son puros hasta cuando tienen las manos en la masa, es decir, en los sobres amarillos.
 

Ustedes señores perredista fueron contratados para velar por los intereses de los ciudadanos, no para formar grupos porriles y  vandálicos…. ¡Upsss!
 
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